Aunque el nombre suena a película de ciencia ficción, el Efecto 2038 es un problema informático real que ya está en el radar de expertos en tecnología de todo el mundo. Se trata de un error potencial que podría afectar a millones de sistemas y dispositivos cuando llegue una fecha muy concreta: el 19 de enero de 2038 a las 03:14:07 (UTC). ¿Y qué tiene de especial ese momento? Pues que representa el límite de tiempo que pueden manejar muchos sistemas antiguos, especialmente los que funcionan con una arquitectura de 32 bits.

Para explicarlo de forma sencilla: la mayoría de sistemas operativos y programas informáticos miden el tiempo en segundos desde el 1 de enero de 1970. A esto se le conoce como Unix time o tiempo Unix. En los sistemas de 32 bits, esa cuenta tiene un tope: exactamente 2.147.483.647 segundos. Una vez alcanzado ese número, los sistemas no sabrán cómo seguir contando y podrían «rebobinar» la fecha hasta 1901. El resultado: errores en cálculos, fallos en programas y, en el peor de los casos, sistemas enteros que dejan de funcionar.

Si esto te recuerda al famoso Efecto 2000 (aquel temor a que los ordenadores colapsaran al cambiar de siglo), no vas mal encaminado. Aunque el impacto del Efecto 2000 fue contenido gracias a una gran inversión en prevención, el Efecto 2038 podría ser más insidioso. Esto es debido a que afecta principalmente a sistemas embebidos y a infraestructuras antiguas que, en muchos casos, siguen funcionando en segundo plano y a los que no se presta mucha atención.

Sectores como la banca, las telecomunicaciones, el transporte o incluso algunos dispositivos del Internet de las Cosas (IoT) aún pueden depender de estos sistemas antiguos. Y aunque muchas empresas ya han migrado a sistemas de 64 bits —que pueden contar el tiempo durante millones de años más—, no todas las organizaciones han hecho los deberes.

¿Qué hacer para solucionarlo?

 La solución está clara: actualizar o reemplazar los sistemas de 32 bits por otros más modernos y revisar el software que hace uso del tiempo Unix. Pero como siempre ocurre en tecnología, la clave está en anticiparse.

Aún faltan más de diez años para el temido momento, pero la historia nos ha demostrado que dejar estos temas para última hora suele salir caro. Así que, si trabajas con sistemas antiguos o gestionas infraestructuras críticas, el Efecto 2038 es algo que no deberías dejar para mañana.

 

Efecto 2038