Europa ha estrenado su primer superordenador exaescala. Se llama JUPITER, está instalado en el Centro de Supercomputación de Jülich (Alemania) y ocupa el espacio de cuatro pistas de tenis. Con la capacidad de realizar un quintillón de operaciones por segundo, esta infraestructura marca un antes y un después en la ciencia, la tecnología y la soberanía digital europea.
Un hito tecnológico de 500 millones de euros
JUPITER (Joint Undertaking Pioneer for Innovative and Transformative Exascale Research) es el superordenador más potente de Europa y el cuarto del mundo, según el ranking TOP500 de junio de 2025. Para hacerse una idea: una persona que hiciera un cálculo por segundo tardaría más de 30.000 millones de años en resolver lo que esta máquina procesa en un instante.
El proyecto ha supuesto una inversión de 500 millones de euros, financiados conjuntamente por la Unión Europea y el Gobierno alemán, dentro de la iniciativa EuroHPC. Su diseño modular permitirá futuras ampliaciones sin necesidad de levantar nuevas instalaciones.
La construcción ha estado liderada por Eviden (Grupo Atos) en colaboración con la alemana ParTec y con socios tecnológicos de primer nivel como NVIDIA y SiPearl.
Dimensiones colosales y arquitectura de vanguardia
El tamaño de JUPITER resulta difícil de imaginar: ocupa lo mismo que cuatro canchas de tenis y está atravesado por 260 kilómetros de cableado de alta capacidad. Su infraestructura le permite mover más de 2.000 terabytes por segundo, lo que equivale a transferir casi 11.800 copias de Wikipedia cada segundo.
En su interior, laten 24.000 superchips NVIDIA GH200 Grace Hopper, conectados mediante la red NVIDIA Quantum-2 InfiniBand, junto a un módulo adicional con procesadores europeos SiPearl Rhea1. Estos chips combinan la potencia de los procesadores tradicionales con la capacidad de cálculo paralelo de las GPU, lo que los convierte en la pieza clave para entrenar inteligencias artificiales y realizar simulaciones científicas a gran escala.
Potencia y sostenibilidad: un modelo de eficiencia energética
Mover semejante infraestructura requiere ingentes cantidades de energía. Por eso, uno de los mayores logros de JUPITER es su refrigeración líquida directa, que reduce el consumo eléctrico y permite reutilizar el calor residual para climatizar edificios del campus de Jülich.
Gracias a esta estrategia, su módulo JEDI alcanzó el primer puesto en el ranking Green500, que reconoce a los superordenadores más eficientes del planeta. En otras palabras, JUPITER no solo es uno de los más potentes, sino también uno de los más sostenibles.
Un recurso compartido para transformar ciencia e industria
Las aplicaciones de JUPITER abarcan prácticamente todos los grandes retos actuales:
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Clima y meteorología: simulaciones atmosféricas más detalladas para anticipar fenómenos extremos y analizar escenarios de cambio climático.
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Inteligencia artificial: entrenamiento de grandes modelos multilingües como OpenGPT-X, la apuesta europea para competir con sistemas como GPT o Gemini.
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Biomedicina: simulación de redes neuronales a nivel celular, investigación de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y creación de gemelos digitales de órganos como el corazón.
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Materiales y energía: validación de algoritmos cuánticos, desarrollo de nuevos compuestos y aceleración de tecnologías sostenibles.
Aunque esté ubicado en Alemania, JUPITER forma parte de la red europea EuroHPC. Eso significa que cualquier investigador, universidad o empresa europea puede solicitar acceso a su potencia de cálculo. De hecho, más de 100 proyectos internacionales ya han sido seleccionados y serán los primeros en aprovechar su capacidad en las próximas semanas.
Con ello, Europa no solo estrena una máquina sin precedentes, sino también un instrumento colectivo destinado a impulsar la ciencia, la industria y los servicios públicos de todo el continente.
