Meta ha dado un paso más en el desarrollo de dispositivos destinados a la investigación en inteligencia artificial y robótica con el lanzamiento de las nuevas Aria Gen 2. Este prototipo no está pensado para el mercado de consumo, sino como herramienta avanzada para investigadores y desarrolladores que trabajan en el ámbito de la percepción artificial.
Con un diseño mucho más refinado y ergonómico, las Aria Gen 2 combinan un conjunto de sensores, cámaras y micrófonos que permiten al dispositivo analizar su entorno y al usuario en tiempo real, abriendo un abanico de posibilidades para la creación de soluciones innovadoras. Una de las principales novedades de este modelo es su diseño mejorado. Las gafas pesan en torno a los 75 gramos y cuentan con un sistema de brazos plegables que facilita su transporte y uso diario. 

Además, se han desarrollado en ocho tamaños distintos para garantizar la comodidad y un ajuste preciso en diferentes tipos de rostro. A simple vista podrían pasar por unas gafas convencionales, pero esconden en su interior una tecnología que las convierte en una auténtica plataforma de experimentación.

Cuatro camáras con visión artificial

Las Aria Gen 2 están equipadas con cuatro cámaras de visión artificial que ofrecen un campo de visión estereoscópico capaz de detectar manos y objetos en tres dimensiones. Gracias a estas cámaras y al sistema de localización y mapeo simultáneo (SLAM), las gafas pueden construir un mapa preciso del entorno y reconocer con gran detalle el espacio que rodea al usuario. Esto resulta especialmente útil para proyectos relacionados con la robótica, la realidad aumentada o la asistencia a personas con discapacidad visual.

Pero el conjunto de sensores no se limita a la visión. El prototipo incorpora un sensor de fotopletismografía situado en la almohadilla nasal que permite monitorizar la frecuencia cardíaca del usuario, aportando datos biométricos en tiempo real. Junto a él, un sensor de luz ambiental ayuda a determinar las condiciones de iluminación para adaptar el funcionamiento del dispositivo, y un micrófono de contacto capta la voz de quien las lleva puestas incluso en entornos ruidosos, una característica especialmente útil para comandos de voz y aplicaciones en exteriores.

En el interior de las gafas se encuentra un coprocesador diseñado por Meta que permite ejecutar directamente en el dispositivo complejas tareas de análisis, como el seguimiento ocular, el reconocimiento de manos o la interpretación de órdenes de voz. Esto reduce la necesidad de depender de servidores externos y garantiza una mayor rapidez de respuesta, algo esencial para aplicaciones que requieren inmediatez en el procesamiento de datos.

Por el momento, Meta ha puesto estas gafas al alcance de instituciones académicas, laboratorios de investigación y empresas especializadas que trabajan en proyectos vinculados con la inteligencia artificial, la visión por ordenador o la robótica avanzada. De hecho, algunas universidades y compañías del sector ya exploran con ellas nuevas formas de interacción entre humanos y máquinas, o sistemas que faciliten la vida a colectivos con necesidades especiales.

Con las Aria Gen 2, Meta refuerza su apuesta por el desarrollo de tecnologías que buscan integrar el mundo físico y el digital de una forma más natural e intuitiva. Aunque estas gafas no están destinadas al mercado general, lo aprendido con ellas podría sentar las bases de futuros dispositivos de realidad aumentada para el gran público, mucho más inteligentes y conscientes de su entorno.

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